La sensibilidad estética en el arte
Aunque no tengas ni idea de arte puedes tener una gran sensibilidad estética, ¿lo sabías?
Puede que no sepas reconocer un Monet, saber la técnica que utilizaba Velázquez al pintar sus cuadros o la peculiaridad de cada cuadro de Van Gogh, pero quizás despierten alguna emoción en ti.
O no.
Pero si otros artistas.
Son muchos los psicólogos que defienden la idea que la belleza no es propiedad de esta u otra obra, sino de lo que siente cada persona ante ella.
Es decir, una persona puede no tener ni la menor idea de arte, pero ser estéticamente sensible al arte en sí.
Todo se basa en estímulos
Entramos en un terreno que ha dado mucho que hablar, ¿es el arte objetivo o subjetivo?
Recientes estudios llevados a cabo por psicólogos de la Universidad Camilo José Cela.
Analizaban si la belleza estaba en los procesos perceptivos que culminan con una experiencia estética visual bien positiva o negativa.
Por ejemplo, un vestido puede ser feo o bonito para determinadas personas.
Pero la belleza no estaría en el vestido en sí, si no en esos procesos perceptivos que lo hacen bonito o feo para cada individuo.
Sin embargo, en el pasado psicólogos como Norman Meier consideraban que la belleza está en el objeto no en su percepción del mismo.
Es más, consideraba incluso que, si la belleza no se puede describir, entonces ese individuo no es estéticamente sensible porque es incapaz de alcanzarla.
En resumidas cuentas, muchos psicólogos del pasado siglo XX, consideraba que si todo individuo sensible ante la belleza puede juzgar correctamente cualquier obra de arte.
Es más, tan seguros estaban de ello, que crearon experimentos que según ellos lo demostraban.
Uno de los más conocidos fue el del psicólogo Hans Eysenck que junto con el artista Karl Otto Götz,.
Quien hizo varias pinturas en dos versiones una de ellas, tal y como las presentaría en una galería de arte y otra modificada para hacer una versión “peor” que nunca expondría.
Les mostraron las dos versiones a los participantes de estudio y llegaron a la conclusión que la sensibilidad estética es una capacidad biológica que puede determinar la belleza objetiva.
No obstante, como hemos comentado al inicio un grupo de psicólogos ha querido desafiar estos estudios elaborando un experimento propio.
En este caso presentaron a los individuos varias obras que variaban en alguna característica visual como puede ser la curvatura, simetría, equilibrio etc.
En algunos casos dicha variación era mínima y en otros se apreciaba mucho más, y les pidieron que puntuaran del 1-7 todas las variaciones de una misma obra.
Se dieron cuenta que había individuos que solo cambiaban su valoración cuando la variación era muy significativa, y otros en cambio, cuando era mínima.
Por tanto, determinaron que aquellos individuos muy sensibles estéticamente eran aquellos que eran capaces de apreciar cambios sutiles en la obra, provocando en ellos reacciones diferentes.
En resumidas cuentas, las experiencias estéticas son universales, eso es innegable, pero también lo es que algunas personas son más sensibles a ellas que otras.